¿Eres adolescente y tu cara comienza a mostrar esos molestos signos? ¿Los primeros granos arruinan tu día? Tu rostro brilla incluso después de aplicar varias capas de polvo matificante? Los mejores cosméticos que has podido conseguir no le pueden hacer frente a las imperfecciones? Incluso la ayuda de tu mejor amiga es ineficaz? No entres en pánico, sólo prueba los siguientes consejos y trucos.
En primer lugar, la higiene.
¿Puedes creer que el acné aparece cuando tu piel tiene contacto con artículos sucios? Por ejemplo, tu teléfono móvil, sábanas sucias, edredones, fundas de almohada, toallas, incluso ropa. Son todos lugares donde se acumulan bacterias e impurezas dañinas. Si no tomas un cuidado apropiado de la limpieza de tus alrededores, el acné está garantizado. ¿Qué hacer para evitarlo? Limpia tu pantalla de teléfono móvil tan a menudo como sea posible, cambia tus fundas de almohada y edredones regularmente, lava tus toallas y plancha tu ropa (las altas temperaturas matan las bacterias y los ácaros). ¿Por qué la limpieza y la higiene son tan importantes? En el teléfono y entre las fibras de ropa y sábanas se acumulan todos los cosméticos que usas para tu maquillaje, así como el sebo, las células muertas de la piel y el polvo. Por lo tanto, tales impurezas obstruyen los poros, causa el acné y piel grasosa.
En segundo lugar, los cosméticos.
Puede resultar que los cosméticos que usas todos los días también contribuyen a la aparición de espinillas. Algunos de los productos pueden tener efectos comedogénicos, obstruyendo los poros y empeorando la condición de la piel. Estamos hablando de bases pesadas, rubores en crema, aceites espesos, mantecas cosméticas, algas y extractos de aloe. Además, incluso los baños espuma aceitados pueden causar acné. Si notas más espinillas a lo largo de tu línea de cabello, mezcla tu champú con agua o cambia tu acondicionador a otro diferente.
En tercer lugar, el tratamiento.
Con el fin de superar el acné, usa cosméticos diseñados especialmente para el tipo de piel sensible y alérgica. Son suaves y muy eficaces al mismo tiempo. Una buena solución son las aguas micelares, los geles delicados y las emulsiones. Además, es posible que desees considerar el uso de exfoliantes enzimáticos. Vale la pena recordar usar productos con contenido de arcilla verde o ácidos. Sin embargo, ten en cuenta que si tu problema continúa y no desaparece después de probar todos estos métodos, es inevitable una visita a un dermatólogo. El médico te ayudará a elegir los productos adecuados y te prescribir ungüentos especiales, geles o pastillas.
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